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Actualizaciones en las transfusiones sanguíneas en gatos

Por: MVZ-GP Saúl Martínez García-EPCV, EMCPyG 

La transfusión constituye uno de los tratamientos más comunes en las consultas de emergencias en los gatos. A pesar de ello, puede ser necesaria también en una gran cantidad de condiciones además de la pérdida aguda de sangre. 

 Existe una gran cantidad de patologías en los cuales se requiere sangre o derivados como:  

  • Enfermedad renal crónica 
  • Linfoma  
  • Enfermedad intestinal inflamatoria crónica
  • Reacción a fármacos como quimioterapéuticos 
  • Albendazol
  • Sulfonamidas
  • Lipidosis hepática
  • Deficiencia de vitamina B12 
  • Enfermedades infecciosas (Leucemia viral felina, síndrome de inmunodeficiencia felina, peritonitis infecciosa felina, Mycoplasma sp, Leishmania infantus, entre otros),  
  • Anemia aplásica
  • Anemia hemolítica autoinmune, etc.  

Otras condiciones incluyen: procedimientos quirúrgicos en los cuales el hematocrito este entre 18 a 20%, sospecha de coagulopatías con hematocrito de 15%, taquicardia con normovolemia pero hematocrito de 10 a 20%, etc. 

Clasificación

Según la clasificación tradicional, existen tres grupos sanguíneos en gatos: A, B y AB. De manera natural, los gatos con grupo sanguíneo A tienen aloanticuerpos contra los del grupo B y viceversa. Si bien los del grupo AB no presentan aloanticuerpos contra los otros dos grupos sanguíneos, es importante si se requiere una transfusión, que sea del tipo A.  

La determinación del grupo sanguíneo depende de la raza y en ocasiones hasta de la ubicación geográfica. Pero en general, se puede pensar que las razas Siamés y derivados, Burmés, Tonkines y Azul Ruso son A; los Bosques de Noruega y Mainn Coon presentan entre el 1 y 10 % grupo sanguíneo B.

Los Abisinios, Birmanos, Persas, Esfinges y Escoceses tienen entre el 11 y 20% ese grupo sanguíneo; y los gatos británicos pelo corto, Cornish y Devon Rex tienen entre el 20 al 45% sangre tipo B. La forma de lograr la tipificación consiste en la realización de pruebas rápidas de hemoaglutinación, de la cual hay varias marcas y son confiables. Sin embargo, es fundamental la realización de pruebas cruzadas de compatibilidad sanguínea ya que se ha demostrado la existencia de hasta un 5 diferentes subgrupos que no son ni A, ni B, ni AB, (dentro de uno de ellos se refiere al grupo Mik, el cual en algunos estudios se han encontrado entre el 7 al 13% de los casos). 

Los requisitos del donador incluyen pacientes clínicamente sanos, que solamente vivan en el interior de las casas, con calendario de vacunación y desparasitación vigente, negativo a enfermedades retrovirales (Leucemia viral felina y/o virus del síndrome de inmunodeficiencia felina), Mycoplasma sp y a otros agentes dependiendo de la zona, hematocrito superior a 30, determinación del grupo sanguíneo y que se realicen controles anuales de salud incluyendo exámenes de orina y ultrasonidos.  

La extracción máxima de un gato no deberá sobrepasar de 40 a 60 ml totales y el tiempo para volver a ser utilizado el donador deberá de pasar al menos entre 8 y 12 semanas. Para la obtención de sangre es importante comunicarse con el tutor del donador porque debe de conocer el proceso, debido a que, en su enorme mayoría, los gatos deben de ser sedados para que el procedimiento se haga de una manera más rápida y segura. Los recipientes para la recolección pueden ser bolsas de 50 ml o jeringas con anticoagulante ya sea ACD o CPDA-1 (en relación de 1 ml de anticoagulante por 7 ml de sangre). Existen muchos protocolos de sedación, todos tienen ventajas y desventajas, sin embargo, cada paciente donador debe de ser particularizado con relación al tipo de fármaco que se van a utilizar. 

Conclusiones

En situaciones de emergencia (muerte inminente) en las cuales no es factible encontrar un gato donador, la sangre de perro pudiera ser una opción, pero el tutor debe de saber que en el tiempo de 4 a 5 días el paciente presentará hemólisis y por lo tanto requerirá de una nueva transfusión. 

Dentro de los derivados de la sangre, se puede utilizar el plasma ya sea fresco o congelado, en el cual sirve como coloide o para la administración de productos como la albumina, el factor VIII de coagulación o incluso inmunoglobulinas. El uso principal es en aquellos padecimientos en los cuales se cursa con coagulopatías, enfermedad hepática, cáncer o sepsis. También si es factible la obtención de plaquetas para aquellos padecimientos en los cuales se presenten hemorragias por trombocitopenias o trombocitopatías. 

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