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Clindamicina: Alternativa terapéutica a la mano de los médicos veterinarios

A través de los años se han desarrollado moléculas para el control de microorganismos causantes de enfermedades. Actualmente se cuenta con muchos principios activos para el control bacteriano antibióticos, de los cuales algunos, por su efecto de “amplio espectro”, permiten manejar las patologías más comunes. Sin embargo, al enfrentar casos más complejos, crónicos o producidos por bacterias “poco comunes” quedan pocas herramientas terapéuticas.

La Clindamicina, antibiótico perteneciente al grupo de las lincosamidas, tiene un espectro reducido (cocos gram positivos y bacterias anaerobias) que provee grandes beneficios terapéuticos en mascotas. Si bien su espectro es limitado es muy efectivo contra bacterias complejas o que se ubican en órganos de difícil acceso y que producen enfermedades como abscesos, osteomielitis, piodermas superficiales y enfermedades periodontales.

La mayor versatilidad de la Clindamicina es gracias a su farmacodinamia. Tanto dosis, como tiempo y regularidad de la administración pueden ajustarse de forma individual pues es tanto dosis-dependiente como concentración-dependiente. Permitiendo, así, manejarla por periodos prolongados (hasta 6 semanas) o para procesos críticos, agudos o profilácticos a dosis altas dos veces al día.

A veces las herramientas terapéuticas se ven limitadas por la condición particular del paciente, pero, ya que la eliminación de la clindamicina se da en un 85% por vía biliar es una opción antibiótica ideal para el manejo de pacientes con insuficiencia renal. Adicionalmente, al ser una molécula que realiza circulación enterohepática, el EPA (Efecto Post Antibiótico) a concentraciones altas, es duradero.

Clindamicina en Odontología Veterinaria

El éxito real de la antibioticoterapia depende de la sensibilidad de las bacterias y de la buena distribución del antibiótico, por ejemplo, a cavidad oral. Tradicionalmente al tratar una afección bucodental se indica manejo antibiótico. La cavidad oral no es un ambiente estéril, la presencia de bacterias es normal, y cuando proliferan de manera excesiva o hay otras bacterias por condiciones patológicas se presenta como signo de alarma un cuadro de halitosis que puede ir desde leve a “putrefacto”.

Las principales bacterias de la cavidad oral en perros y gatos son:

  • Aerobias y anaerobias facultativas: Gram positivas (Streptococcus spp., Actinomyces spp., Lactobacillus spp.), Gram negativas (Neisseria spp., Campylobacter spp.).  
  • O anaerobias estrictas: Gram positivas y negativas (Peptostreptococcus spp., Fusobacterium spp., espiroquetas entre otras). Puede pasar que “cualquier” antibiótico que se administre a un paciente reduzca el mal aliento (por control de las bacterias presentes), lo que lleva a malinterpretar o considerar que un antibiótico es mejor que otro.

La clindamicina siempre ha estado dentro de los antibióticos más recomendados para patologías periodontales en humanos y en veterinaria, pero ha sido conocida y utilizada por su aplicación en los sistemas tegumentario y respiratorio. En la práctica profesional su uso como tratamiento profiláctico, preoperatorio y posoperatorio evidencia mejoría de los signos bucodentales del paciente desde el primer día de administración. Principalmente con reducción significativa de la halitosis y de la congestión gingival presente en estos pacientes.

Este medicamente ofrece una excelente reducción de la carga bacteriana previa a una intervención periodontal. Esto se evidencia en la actitud del paciente, según reportan los tutores: come más, está más animado, no saliva y reduce la halitosis. Esta mejoría previa asegura una rápida y favorable evolución del animal después del tratamiento de la enfermedad periodontal, patología más común de consulta odontológica en perros.

Debido a la posible pérdida de piezas dentales muchos tutores se sorprenden cuando su mascota busca alimento seco, pues consideraban que tendría una dieta blanda por un tiempo prolongado, indicativo de su mejoría.

En conclusión, la Clindamicina es una excelente opción para el tratamiento y manejo de la enfermedad periodontal durante los días previos y posteriores a la intervención. Debido al alto porcentaje de absorción vía oral y el prolongado tiempo de acción la cavidad oral se recupere más rápidamente y la población bacteriana se “reinicia” a un estado “limpio contaminado”.

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