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Ana Pelaéz: pintar la medicina veterinaria con diversidad

“Ser amor y llanto en la misma botella” dijo Briela Ojeda en una de sus canciones y mientras hablaba con la doctora Ana se vino a mi cabeza esa canción. Me di cuenta que ella además de ser amor y llanto, como todas, era alegría, pasión y como diríamos coloquialmente, berraquera. Por eso su historia, más allá de la superación como la hemos contado, es un reflejo de lo que estamos hechas las mujeres.

Y sucede que a veces es complejo decir que podemos ser amor, sin ser tildadas de sensibles, ser llanto sin ser señaladas de emocionales y ser incluso rabia sin que nos digan amargadas. Para ella su carta secreta fue la resiliencia de poder aceptar las cosas y mostrarse tal como era, sin filtro ni pudor, y por eso su botella resulta tan admirable.

Podría iniciar esta historia como comúnmente se haría; contándoles que Ana Patricia Peláez es médica veterinaria y que desde niña supo que quería ser en su vida. Pero la verdad es que cuando lean esto quisiera que vieran la esencia de una persona que es el reflejo de la alegría, la sencillez y la diversidad.

Efectivamente les diré que estudió en la Universidad de Antioquia y cuando ingresó a esta universidad pública fue el primer momento en que se puso a prueba. Luego de venir de un colegio de monjas llegar a una universidad donde la libertad era lo que se respiraba podría chocar. Ana desde el inicio supo que quería: ser médica veterinaria. Y eso, junto con su coraza de acero, le ayudó a hacerle frente a la vida y a las situaciones que se iban poniendo en su camino.

La doctora Ana más allá de ser veterinaria, docente (y ser excelente en ello) y amante del fútbol decidió ser activista porque sabía que a pesar de que para ella fue un poco más sencillo para las demás quizás no. Como miembro de la comunidad LGBTIQ+ decidió que, con su experiencia de vida, enseñanzas y, sobre todo, amor propio, le ayudaría a sus colegas para que hicieran frente a una sociedad que, aunque cueste creer es aún machista y homofóbica.

A pesar de que hemos avanzado el camino es largo, y como diría las abuelas, culebrero. La doctora es muestra de aún las cosas no están bien y debemos cambiarlas; cuando se graduó y decidió buscar empleo con lo que primero que se chocó fue con la subestimación.

«Me decían: ¿esta niña si será capaz de hacer esto? Y pues sí, fui capaz de eso y mucho más»

Ana nos muestra que el camino nos lo abrimos entre nosotras y mostramos que las etiquetas básicamente son para la ropa. La homofobia tampoco se queda atrás. Yo sé que muchas personas 0soñamos con que esto sea algo que solo vive en nuestras mentes, pero la realidad es otra. Viendo esta situación y la discriminación latente es que Ana decide hacer algo.

«Yo he tenido entrevistas en las que me han preguntado si soy lesbiana (…) Y me señalan allá viene la lesbiana, allá viene la machorra. Pero todo está en cómo se afronte la situación.«

Por último, les contaré más cosas de la doctora Ana para que sepan porqué es que brilla tanto. Al escucharla sabrán que es paisa pero además es hincha fiel del Atlético Nacional “mi verde” como ella le dice. Por supuesto, ama el fútbol y cada que puede va a ver un partido de su equipo, pero de cualquier otro que le interese. “Soy súper futbolera” expresa con alegría.

Pero además ama la música y no se pierde un concierto de música por nada del mundo. Sobre todo, ama la música de los 80, el rock, Michael Jackson y por supuesto a Madona. A pesar de estos hobbies se describe a ella misma como muy “hogareña” y puede ser, quizás, porque su madre ha sido uno de los apoyos más importantes en su vida; desde lo personal hasta lo profesional.

“En la casa siempre me aceptaron y mi mamá ha sido tan hermosa en mi vida”

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