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Escalera a los sueños: Dra. Claudia Valderrama Martínez 

Conocimos a la Dra. Claudia Valderrama en el desarrollo del primer taller presencial de Mujeres Pet Industry en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Puedo decir que sus palabras son inspiradoras, traen un largo y nuevo aliento para seguir trabajando por la equidad en la industria de animales de compañía, y es sin duda un claro ejemplo de cómo uno debe tomar los obstáculos y convertirlos en peldaños de una escalera que nos lleve a cumplir nuestros sueños.

Por: Alexander Peña Bernal 

Sus primeros años 

Su madre cuenta que desde los 4 años Claudia manifestó por primera vez la intención de ser médica veterinaria. De niña tuvo la fortuna de vivir en una casa de campo en la que compartió hasta la adolescencia con perros, gatos, tortugas, pericos, canarios y, incluso en su primera comunión, recibió una vaca. Definitivamente, allí se estaba preparando el terreno para una futura médica veterinaria. 

Poniendo a prueba a Claudia Valderrama

A los 14 años, la Dra. Claudia Valderrama realizó la disección de un ojo de vaca en su colegio y se dio cuenta de que: “si no soy capaz con el ojo, menos voy a ser capaz con la vaca completa”, lo que la llevó a estudiar diseño industrial a los 16 años. 

Después de darse cuenta de que el diseño no era su verdadera pasión, ingresó a la Universidad Nacional de Colombia para estudiar medicina veterinaria, a pesar de la oposición de su madre.  

Durante su carrera, desarrolló un interés en los caballos, pero tenía miedo de montar debido a una caída en su infancia. Para superar su miedo, vendió postres para pagar sus clases de equitación y compitió durante muchos años

. Después de graduarse, realizó su línea de profundización en medicina interna de grandes animales y realizó una pasantía en México con la Dra. María Masri Daba. 

Una experiencia inolvidable en México 

En México, La Dra. María se convirtió en el ejemplo de lo que ella quería ser. Con un profundo sentimiento de gratitud la Dra. Claudia nos describe a su ejemplar colega: “Ella es más chiquita que yo (lo cual es difícil), pero enormemente inteligente, profundamente devota por la medicina y extremadamente hábil con el manejo de los caballos (y de la gente)”. Valderrama nos indica como María Masri Daba en un país tradicionalmente machista como México, se abrió camino sola convirtiéndose en la primera veterinaria en trabajar con caballos en ese país. 


“Además de veterinaria, de ella aprendí que una mujer puede trabajar con lo que quiera y como quiera” Dra. Claudia Valderrama 


Al regreso a Colombia, la Dra. Claudia hizo la pasantía como modalidad de grado bajo la supervisión del Dr. Olimpo Oliver y obtuvo finalmente su título en 2003, cumpliéndole así a esa niña de 4 años que una vez dijo: “voy a ser médica veterinaria”. 

Duro inicio en la vida laboral 

Su destino inicial fue Medellín, la Dra. Claudia Valderrama buscó oportunidades, pero fue rechazada por un colega que se negó a contratar a una mujer, especialmente a una «rola». Regresó a Bogotá y consiguió trabajo como asistente de un veterinario en reproducción, a pesar de que inicialmente no estaba interesada en ese campo. Disfrutar su trabajo, pero ganaba muy poco. En ocasiones tenía que pedirle dinero a su padre para la gasolina. Al poco tiempo Valderrama se casa y dejó de trabajar, básicamente porque no se sentiría cómo pidiéndole dinero para la gasolina a su esposo. 

Una luz en el proyecto de vida la Dra. Claudia Valderrama

En lo que parecía como una especie de eclipse en el desarrollo de su profesión, y cumplimiento de sus sueños, en 2004 ocurrió una de las mejores cosas que le han pasado en la vida, consolidó un gran equipo de trabajo, ¿de quién se trató? Ella nos cuenta que: “Carlos, Paula y yo nos habíamos conocido en la Universidad y, si bien nunca fuimos compañeros de clase, nos convertimos en compañeros de vida. Al fundar Mediveq, y gracias a la reproducción, que me abrió las puertas de algunos sitios, empecé a conseguir clientes.”

La Dra. Claudia Valderrama no solo quería trabajar con caballos, quería hacerlo con caballos de deporte, un área en cierta forma monopolizada por veterinarios hombres, definitivamente otro obstáculo que pronto utilizaría para tomar impulso hacia sus sueños. 

“Al principio, sobre todo los palafreneros y algunos entrenadores, dudaban de mí. Ellos decían a algunos clientes que mejor pidieran una segunda opinión, que tal colega (hombre) tenía más experiencia. Pero trabajando en grupo me sentí más segura, y a los tres nos hizo más fuertes.”




Claudia Valderrama 

Así fue como con sus colegas empezaron a trabajar en una disciplina llamada enduro ecuestre, de hecho Paula y ella fueron las primeras mujeres en convertirse en veterinarias oficiales de la Federación Ecuestre Internacional en Colombia. 

Devolver conocimiento a jóvenes profesionales 





Su vida como docente inició en 2007, realmente no fue una oportunidad que ella buscara, podemos decir que la vida le estaba pidiendo de vuelta algo para jóvenes veterinarios y veterinarias que podían estar buscando su camino en el intrincado mundo de la medicina veterinaria. Para sorpresa de ella, el destino la ponía en un papel como el que su padre por muchos años había desempeñado, enseñar a otros y ser una guía de vida. 







Camila: Nuevo aliento en su proyecto de vida 

Valderrama lo deja claro en una sola frase: “es lo más hermoso que me ha pasado”. Se trata de su hija, quien nace en 2008 para poner en su camino un gran reto. 







“Trabajé durante todo mi embarazo, me ponía sobre la barriga para castrar y palpé mi última yegua cinco días antes de la cesárea.” 







Para quienes somos padres y madres sabemos lo complejo que puede ser encontrar el equilibrio con estos dos papeles, la Dra. Claudia no es la excepción en este caso, ella misma nos relata como: “la llevaba conmigo, ponía el cochecito al lado del brete y hacía lo que tenía que hacer. Pero nunca sentí que pudiera llegar a un equilibrio. Siempre estuvo la sensación de que ni era buena veterinaria (porque me tocaba rechazar trabajo algunas veces), ni era buena mamá (porque tuve que dejar a Cami en la guardería desde muy pequeña para salir a trabajar), lo que sí es cierto, es que nunca pasó por mi cabeza dejar el ejercicio profesional.”

En lo personal creo que los padres y las madres seguiremos siendo trapecistas intentando balancear la fase profesional y familiar, así que realmente nunca hay un equilibrio perfecto, por momentos nos desbalanceamos, pero al final buscamos llegar al otro lado, es decir, cumplir nuestros sueños personales, entregar buenas personas a este mundo y dotarlos de las herramientas necesarias para que ahora ellos cumplan sus sueños. 

Si te sigues retando la vida te va dando 

La Dra. Valderrama decidió estudiar una maestría en 2013, pero trabajar y estudiar al mismo tiempo fue muy difícil. Como parte de la maestría realizó una pasantía en la Universidad Estatal de Ohio conoció a la Dra. Teresa Burns, quien le enseñó cómo compartir conocimientos con amor y humildad. 

Sin embargo, también tuvo que tomar una decisión difícil y divorciarse, en parte demostrando a la hija que de vez en cuando se deben tomar decisiones en la vida para seguir creciendo, y que nunca está mal tomar el volante y dar un cambio al curso de las cosas.  

Pasando la página de la tempestad, la Dra. Valderrama se gradúa y consigue ser docente de tiempo completo en la Universidad de La Salle, donde encontró en ese momento la estabilidad económica y laboral que necesitaba.  

Las palabras son decretos 

Una vez un estudiante me preguntó cuál era mi trabajo soñado y yo le dije, ser profesora de la Universidad Nacional, no solo porque es mi Alma Máter, sino porque es el sitio perfecto para hacer las dos cosas que más me gustan dictar, clase y ejercer como clínica, pero, le dije, está difícil porque, el día que abran concurso, seguramente pedirán doctorado, y, para ese momento, ya había sido rechazada en 3 intentos de conseguir una beca para doctorado. Sin embargo, a principios de 2021, Carlos y Paula me enviaron la convocatoria del concurso docente para Medicina de Grandes Animales y, ¿adivinen qué?, con la maestría era suficiente.

Felicidad total. Junté todos los papeles, escribí todas las propuestas y estudié como loca preparando las clases que hacían parte del proceso de selección y, finalmente, lo conseguí. Volví a mi casa y me convertí en la primera mujer en tener una posición como clínica en la Clínica de Grandes Animales. 

Y no volví sola, Carlos se ganó el concurso de cirugía, así que pudimos seguir trabajando juntos y apoyándonos como siempre. 

Ahora el equipo es más grande. En La Salle empezamos a trabajar con Aleja, y ahora ella también está acá. Solo nos falta Paula, otra mujer a la que admiro con total devoción, otra mujer a la que deberían escuchar en otra charla como esta. 

Dra. Claudia Valderrama Martínez

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