Coronavirus en gatos: Actualización médica
Por: Camila Salamanca y Lauren Franco
En la clínica diaria, es muy común que nuestros pacientes felinos se diagnostiquen con algún agente viral. Es por eso que para esta ocasión hemos decido hablar acerca del coronavirus/ PIF, conociendo su tropismo viral, los errores más comunes del diagnóstico y además haremos una actualización sobre un tratamiento experimental que está cobrando fuerza a nivel mundial.
Para poder hablar sobre esta actualización médica del coronavirus en gato conversamos con la doctora Yinet Sánchez, médica veterinaria (Esp y Msc), gerente y fundadora de Cat Medical Care única veterinaria con sello Cat Friendly por la AAFP en Bogotá.
Los coronavirus son una familia muy amplia. El coronavirus felino es un alfacoronavirus y se diferencia del coronavirus humano que es un betacoronavirus. La doctora Yineth aclara que con la llegada de la pandemia por el COVID-19 ha habido muchas confusiones, incluso dentro del gremio veterinario por eso es importante aclarar que no se encuentran correlacionados entre sí y son grupos completamente diferentes.
Para el tema del coronavirus felino entendemos que este es un virus envuelto que cuenta con bicapa lipídica, por lo que es muy lábil a los detergentes. “Por eso el aseo es importante y difundirlo a los tutores”.
En cuanto a su estructura viral, encontramos 5 proteínas estructurales y de ellas la más importante espícula “s” ya que esta es la que va a mutar posteriormente para el PIF. El coronavirus actúa yendo a los enterocitos (Célula blanca) en donde la proteína S es la llave que está diseñada para alojarse ahí y que además se ancla a los enterocitos, en el intestino delgado.
Entendiendo ya la estructura y su actuación podemos enfocarnos en su transmisión y posible sintomatología. El coronavirus se transmite de manera oro fecal y de ahí se aloja en el intestino delgado, por eso se ve comúnmente la diarrea. Pero también ataca el epitelio respiratorio y puede generar síntomas como la secreción ocular o estornudos, pero a menor medida.
La médica veterinaria asegura que hasta el momento no se ha encontrado que es lo que hace mutar al virus. Sin embargo, hay factores que influyen como la genética, el hacinamiento de gatos, el estrés e incluso la presencia de otros virus.
La combinación de estos factores hace que el coronavirus mute lo que provoca que cambie la célula blanca. La cual pasará de un enterocito a un monocito. De esta forma la enfermedad se comienza a presentar de una manera sistémica y completa.
En medio del S1 y el S2 existe un petido de fusión el cual cambia, y hace que cambie el tropisimo del virus y la célula para buscar al monocito.
De esta forma, el virus genera una reacción de hipersensibilidad tipo 3, lo que causa una lesión endotelial muy fuerte. Así, dependiendo la respuesta del gato se causa PIF seco (granulomas en ciertos órganos, pueden verse en sistema nervioso central) o PIF húmedo (efusión en cavidades).
Para la doctora el error más común que desde su práctica veterinaria ve es diagnosticar gatos sanos con PIF. “Los doctores asisten muy preocupados y piensan que el gato va a morir. Lo peor, es que no ven a su gato mal”. Por esta razón, resalta que el diagnóstico se hace más que todo por los signos clínicos.
De esa forma, afirma que existen signos que son fáciles de encontrar como el líquido tanto en tórax como en abdomen. Sin embargo, también se puede ver cambios de comportamiento, signos nerviosos u ojos afectados.
No siempre el PIF es el primer diagnóstico diferencial en gatos; tiene mortalidad alta sí, morbilidad no. El problema con este diagnóstico es que hay pruebas que no se podrían hacer en ese momento
Doctora Yineth.
Para diagnosticarlo hay que juntar siempre los signos clínicos. Por ejemplo, si tiene disnea y líquido libre en el tórax se debe hacer una punción y se analiza ese líquido. También se puede hacer test de rivalta, para mirar proteínas en el líquido libre, ratio albumina/globulina, biopsias, e inmunohistoquímica.
Por otro lado, la doctora asegura que en la sinología hay que analizar la presencia de fiebre la cual casi siempre está. Además, ver que en la ecografía puede aparecer que el virus tropismo en el riñón, con lo que tendrá afectaciones renales.
Es muy común ver gatos sanos con coronavirus hay varios estudios en los que se ha revisado de la prevalencia de los coronavirus felinos y es muy alto
Doctora Yineth
Por último, asegura que resulta diferente ver un S5 en el que se revisa anticuerpos para el coronavirus o mirar si el gato tiene la patología. Pero si el gato no tiene signos para pensar en coronavirus mutado no se debe asustar al tutor que es lo más grave. Eso es lo que más veo, los tutores llegan pensando en que el gato va a morir y pidiendo que se ponga la eutanasia y básicamente el gato no tiene nada.” asegura la doctora.
La doctora Yineth nos cuenta que este tratamiento llega a terminar la cadena de replicación del virus y a cortar la cadena del mismo para eliminarlo de a poco del cuerpo del gato. Sin embargo, es difícil de encontrar y por ser experimental la mayoría de tutores tienen miedo. Ella tuvo la oportunidad de trabajar con este tratamiento y por eso nos explica cómo fue su experiencia.
“Lo empecé a utilizar como tesis de grado de la maestría. Tuve tres casos de PIF: uno seco y dos húmedos”. Sin embargo, la médica veterinaria asegura que además del acceso al medicamento, es un tratamiento costoso, lo cual hace más complicado que los tutores quieran tenerlo en cuenta.
Explica que el costo de este varía, depende del peso del gato, la severidad de los signos y la fase del PIF. Pero puede estar entre 3 millones a 15 millones de pesos e incluso 20 si es un gato muy grande. “Se puede ir un viral completo en un día y cada viral puede costar alrededor de 300 mil pesos.” expresa la especialista en felinos.
Durante la entrevista la doctora Yineth cuenta que este tratamiento es un profármaco nucleotídico monofosfatado de adenosina, terminador de la cadena ARN. Este se realiza con una dosis diaria por 84 días aproximadamente. La dosis va de 8mg a 15/kg según la fase de la enfermedad y esta puede dar en una dosis: 8m a 15 mg/kg).
El manejo de los pacientes debe ser integral, así que para la doctora se debe asegurar de que el paciente esté estable para mandarlo a casa. Para este caso se puede apoyar en enfermeros veterinarios para poner la inyección subcutánea, porque hay propietarios que prefieren no hacerlo a causa de que duele mucho y no se puede diluir.
Además, hay que tener en cuenta que puede haber pérdida de pelo, hematomas fuertes. También existen tabletas del tratamiento, que se puede usar con un caso no tan fuerte, pero la doctora asegura que no los ha utilizado, por lo cual no puede dar fe de ellos. “Tampoco debemos cambiar de inyección a tableta ya que no hay estudios de bioequivalencia” expresa la médica.