Uso de los glucocorticoides en dermatología veterinaria: guía práctica para la clínica diaria
Los glucocorticoides son, sin duda, uno de los grupos farmacológicos más utilizados en medicina veterinaria. En dermatología, son protagonistas en el manejo de cuadros alérgicos, inflamatorios y autoinmunes. Sin embargo, su uso no está exento de desafíos: efectos adversos, ajustes de dosis, y decisiones sobre la duración y vía de administración que requieren criterio clínico sólido y actualización constante.
Este artículo resume el conocimiento actual sobre el uso de glucocorticoides en perros y gatos, combinando evidencia científica y experiencia clínica para optimizar su empleo en la práctica diaria.
Mecanismo de acción: cómo actúan
El efecto de los glucocorticoides se debe a dos mecanismos principales:
- Genómicos: interacción con receptores intracelulares que modifican la transcripción de genes. Este efecto regula procesos inflamatorios, inmunitarios y metabólicos.
- No genómicos: interacciones rápidas a nivel de membrana, útiles en dosis altas o en terapias de urgencia.
Su acción antiinflamatoria e inmunosupresora se debe, en gran medida, a la inhibición de la fosfolipasa A2 mediante la inducción de lipocortina, bloqueando la cascada del ácido araquidónico y, por ende, la producción de mediadores inflamatorios.
Indicaciones más comunes en dermatología
En el contexto dermatológico, los glucocorticoides se prescriben para:
- Dermatitis atópica.
- Reacciones alérgicas agudas.
- Enfermedades autoinmunes como pénfigo foliáceo.
- Prurito severo no controlado con otros fármacos.
- Terapia adyuvante en vasculitis y enfermedades complejas.
Elección del fármaco
No todos los glucocorticoides son iguales. La elección depende de la especie, el cuadro clínico y la duración prevista del tratamiento:
Fármaco | Potencia | Duración (h) | Comentario clínico |
Prednisona / Prednisolona | Intermedia | 12-36 h | Primera elección en perros y gatos; ajustable a dosis alternas. |
Metilprednisolona | Intermedia-alta | 12-36 h | Menos actividad mineralocorticoide; útil cuando hay riesgo de retención de sodio. |
Dexametasona | Alta | 48-72 h | Para cuadros graves; mayor riesgo de efectos adversos. |
En gatos, se prefiere prednisolona debido a la baja conversión hepática de prednisona.
Dosis recomendadas
Perros
- Efecto antiinflamatorio: 0,5–0,7 mg/kg cada 24 h.
- Inmunosupresor: 1,5–2 mg/kg cada 24 h.
Gatos
- Efecto antiinflamatorio: 1–1,4 mg/kg cada 24 h.
- Inmunosupresor: hasta 3 mg/kg cada 24 h.
La tendencia actual es utilizar dosis más bajas y tratamientos más cortos, buscando siempre la mínima dosis efectiva.
Administración y reducción de dosis
- Administrar preferiblemente una vez al día para facilitar la adaptación del eje hipotalámico.
- Reducir gradualmente al lograr la remisión clínica, ajustando cada 5–7 días en terapia antiinflamatoria y cada 10–14 días en terapia inmunosupresora.
- Objetivo final: mantener dosis alternas o retirar el fármaco cuando sea posible.
Vía tópica: uso y precauciones
En lesiones localizadas, el uso de corticoides tópicos como aceponato de hidrocortisona o butirato de mometasona ofrece buenos resultados con menor riesgo sistémico.
Sin embargo, su uso prolongado o en grandes superficies puede causar atrofia cutánea, comedones y calcinosis cutis, similares a los efectos sistémicos.
Efectos adversos más frecuentes
- Cutáneos: alopecia, piel atrófica y frágil, comedones, hemorragias dérmicas y calcinosis cutis.
- Metabólicos: polifagia, polidipsia, poliuria.
- Endocrinos: supresión del eje hipotalámico, síndrome de Cushing iatrogénico.
El riesgo aumenta con dosis altas, tratamientos prolongados o combinaciones con AINEs.
Claves para un uso seguro
- Confirmar que el uso es realmente necesario.
- Usar la dosis mínima efectiva y reducir gradualmente.
- Evitar la prescripción a demanda por parte de tutores sin control clínico.
- Considerar terapias alternativas o combinadas, como ciclosporina, oclacitinib o lokivetmab, para reducir la dependencia de corticoides.
- Monitorizar signos clínicos y parámetros sanguíneos en tratamientos prolongados.
Los glucocorticoides son una herramienta indispensable en dermatología veterinaria, pero requieren uso racional, conocimiento profundo de farmacología y un seguimiento clínico adecuado. Ajustar la dosis, limitar la duración del tratamiento y educar a los tutores son pasos clave para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos en la práctica diaria.
