Gustavo Tártara: pasión, conocimiento y legado en la dermatología veterinaria
En el marco del Congreso Nacional de VEPA Colombia 2025, Pet Industry conversó con el Dr. Gustavo Tártara, médico veterinario argentino, docente universitario, investigador y presidente en funciones de la Sociedad Latinoamericana de Dermatología Veterinaria. Una figura clave en la construcción del campo dermatológico en Latinoamérica, que no solo ha liderado procesos académicos y gremiales, sino que también ha inspirado con su humildad, empatía y amor por la profesión.
De lobo solitario a referente continental
“Cuando comencé no había escuelas, ni charlas, ni formación en dermatología veterinaria. Era un camino en solitario, donde había que pedir artículos por carta, estudiar sin Internet, y aprender del error”, recuerda Tártara. Su relato es el de una generación pionera que abrió camino “con machete”, como él mismo dice, para que las nuevas generaciones pudieran transitarlo con más herramientas y acompañamiento.
Hoy es uno de los primeros 17 dermatólogos con certificación internacional del Colegio Latinoamericano de Dermatología Veterinaria, director de la carrera de Especialización en Dermatología en la Universidad Nacional de Rosario y un referente continental.
La dermatología: la especialidad de las especialidades
Con una formación sólida en infectología, micología y parasitología, el Dr. Tártara defiende que para ser un buen dermatólogo veterinario hay que ser, al menos, “un mediano inmunólogo, un mediano endocrinólogo, un buen nutricionista y un clínico de base”.
Citando al maestro colombiano Laureano Rodríguez Beltrán, asegura que la dermatología “es la especialidad de las especialidades”. En este sentido, destaca la necesidad de integrar saberes y desarrollar pensamiento clínico multidisciplinario.
El cambio cultural: del “huesonó” a la familia interespecie
Uno de los momentos más potentes de la entrevista fue su reflexión sobre cómo ha cambiado la relación con los animales. Recordó que, en sus inicios, los perros comían huesos y su discurso fue cuestionado por el propio carnicero del barrio. Hoy, el vínculo ha evolucionado hacia un modelo de familia interespecie, reconocido incluso por la OMS al equiparar el duelo por una mascota con el de un familiar.
“Hoy somos médicos de la familia”, afirmó, señalando la responsabilidad que eso implica para los veterinarios y la necesidad de trabajar desde el concepto de Una Sola Salud, articulando medicina humana y veterinaria.
Contra la ultraespecialización sin humanidad
Tártara expresó su preocupación por una tendencia en medicina humana: la ultraespecialización que rompe el vínculo con el paciente. “Nosotros aún no hemos perdido el concepto de médico de cabecera. Tocamos, palpamos, preguntamos, generamos empatía. No puede ser mala persona quien se dedica a hacer el bien a seres que no tienen voz”, dijo.
Enseñar desde el error y el amor
Durante el congreso, el Dr. Tártara dictó un taller intensivo sobre patologías dermatológicas frecuentes en razas braquicefálicas, enfocado en soluciones simples para el consultorio. Pero más allá de su experticia, dejó una enseñanza profunda:
“Yo no estudié para figurar, estudié para tener respuestas. Para mejorar la calidad de vida de mis pacientes y dar tranquilidad a sus tutores”.
A la nueva generación de veterinarios les aconseja no perseguir la fama ni el dinero, sino escuchar su instinto, formarse con pasión, transmitir sin soberbia y construir desde la empatía.
Un homenaje que debía decirse en voz alta

Al cierre, Tártara rindió homenaje al Dr. Laureano Rodríguez Beltrán, quien —según sus palabras— “cuando tuvo la oportunidad de abrir la dermatología en Colombia, lo hizo, y eso nos ahorró al menos 10 años de camino”. Un gesto de gratitud que también enseña el valor de reconocer en vida a quienes abren puertas con generosidad.
