Shock séptico en veterinaria: de la teoría a la práctica clínica
El shock séptico es uno de los mayores desafíos de la medicina veterinaria moderna. Su complejidad, alta mortalidad y el costo emocional y económico que representa lo convierten en un enemigo difícil de enfrentar en la clínica diaria. Este texto revisa la evolución del conocimiento sobre esta condición, sus bases fisiopatológicas y las claves actuales para un manejo efectivo en perros y gatos.
Una mortalidad que no cede
En medicina humana, pese a décadas de avances en tecnología y terapias, la mortalidad por shock séptico sigue prácticamente igual a la de hace medio siglo. En el entorno veterinario, el panorama es aún más complejo: menos datos, menos redes de investigación y mayor variabilidad entre casos. Sin embargo, los patrones clínicos y fisiopatológicos son sorprendentemente similares, lo que permite aplicar muchos conceptos extrapolados de la medicina humana.
Sepsis, sepsis severa y shock séptico: el lenguaje importa
La precisión en el diagnóstico empieza con el vocabulario:
- Bacteriemia: presencia de bacterias en la sangre, incluso sin enfermedad activa.
- Infección: respuesta local ante agentes patógenos.
- Sepsis: respuesta sistémica a una infección, con signos como fiebre, leucocitosis, náuseas o malestar general.
- Sepsis severa: se presenta cuando esa respuesta sistémica empieza a comprometer órganos.
- Shock séptico: fase crítica caracterizada por hipotensión que no responde a fluidos y requiere soporte vasopresor.
Estos términos no son solo semántica: guían la estrategia diagnóstica y el plan terapéutico.
Focos infecciosos más frecuentes
En perros, los principales orígenes del shock séptico incluyen:
- Infecciones gastrointestinales.
- Piometras en hembras intactas.
- Prostatitis y abscesos.
- Complicaciones postquirúrgicas.
En gatos, predominan los procesos respiratorios, hepáticos y abscesos relacionados con mordeduras. Pacientes con enfermedades crónicas, como diabetes o asma, tienen un riesgo más alto de evolucionar a cuadros graves.
La cascada inflamatoria: del modelo clásico al actual
El modelo clásico explicaba el shock séptico como una cadena lineal entre bacterias, macrófagos y liberación de citoquinas. Hoy se sabe que intervienen múltiples factores:
- Predisposiciones genéticas.
- Respuesta inmune desregulada.
- Competencia entre factores proinflamatorios y antiinflamatorios.
- Disfunción orgánica progresiva.
Este entendimiento ayuda a explicar por qué dos pacientes con el mismo agente infeccioso pueden evolucionar de manera completamente diferente.
Metas claras y tratamiento agresivo
El manejo moderno del shock séptico exige protocolos rápidos y medibles:
- Mantener presión arterial adecuada.
- Restaurar el estado de conciencia.
- Prevenir hipotermia severa.
- Monitorear producción de orina y niveles de lactato.
Los fluidos intravenosos siguen siendo el pilar inicial. Si no hay respuesta tras tres ciclos, se introducen soluciones hipertónicas o vasopresores como dopamina, adrenalina o noradrenalina. Sin monitoreo objetivo, el tratamiento se vuelve ensayo y error, con peor pronóstico.
Errores comunes que agravan el cuadro
- Uso de fuentes de calor fijas que causan quemaduras en cirugías prolongadas.
- Protocolos laxos en ventilación mecánica, que aumentan el riesgo de neumonías intrahospitalarias.
- Falta de rotación de antibióticos, favoreciendo resistencias.
- Manejo empírico sin búsqueda activa del foco primario de infección.
Nuevas herramientas y perspectivas
Los biomarcadores como el lactato y el calcio ionizado se han convertido en aliados para pronóstico y toma de decisiones. Aunque terapias experimentales como la proteína C activada no han dado los resultados esperados, la investigación continúa en fármacos inmunomoduladores y antibióticos con propiedades antiinflamatorias.
Un enfoque integral y basado en datos
El shock séptico no es una sentencia definitiva, pero exige rapidez, datos objetivos y protocolos claros. El éxito depende de un manejo agresivo, la identificación temprana del foco infeccioso y una comunicación abierta con los tutores.
Cada caso documentado y analizado fortalece el conocimiento colectivo y ayuda a mejorar las cifras de supervivencia.
