Factores subyacentes al estrés veterinario: Más allá de la jornada laboral
Ser veterinario en Colombia es un desafío que va más allá del estrés diario de atender pacientes. Detrás de las largas jornadas y la intensidad del trabajo, existen factores subyacentes que agravan esta carga, como la deuda estudiantil, los salarios insuficientes y el impacto duradero de la pandemia de COVID-19.
La realidad financiera de los veterinarios
Después de invertir años de capacitación y educación, muchos veterinarios colombianos enfrentan la presión adicional de deudas estudiantiles significativas. Con jornadas que a menudo superan las 45 horas semanales, algunos profesionales deben recurrir a empleos adicionales para complementar sus ingresos.
El salario promedio de un veterinario en Colombia, aunque varía según la ubicación y experiencia, sigue siendo limitado en comparación con la carga laboral y la responsabilidad que conlleva la profesión. Para auxiliares veterinarios, la situación es aún más compleja, pues sus ingresos son comparables a empleos menos demandantes en sectores como el comercio minorista o servicios de alimentos.
El impacto de la pandemia
Si bien la pandemia de COVID-19 trajo retos a muchos sectores, en las clínicas veterinarias exacerbó problemas ya existentes. La falta de personal, el riesgo de exposición al virus y jornadas laborales aún más largas intensificaron el desgaste físico y emocional de los profesionales. Aunque el mundo se adapta a una «nueva normalidad,» los desafíos estructurales en la industria veterinaria persisten.
Según datos internacionales, el 23% de los veterinarios sufre de síndrome de burnout o agotamiento profesional, una cifra que puede ser aún mayor en contextos locales donde los recursos y el apoyo institucional son limitados.
Estrategias para enfrentar los retos
- Apoyo financiero: Buscar programas de condonación de deuda o financiamiento más accesible para estudiantes de veterinaria en Colombia.
- Optimización de recursos: Fomentar la eficiencia operativa en las clínicas para reducir las jornadas excesivas y mejorar las condiciones laborales.
- Cuidado personal y colectivo: Crear redes de apoyo entre profesionales para compartir experiencias, implementar prácticas de bienestar y promover una cultura de autocuidado.
- Capacitación y liderazgo: Formar a líderes en las clínicas para gestionar mejor los equipos, aliviar cargas y promover un ambiente laboral más saludable.
Un llamado al cambio
La industria veterinaria en Colombia necesita un cambio estructural que permita a los profesionales ejercer su vocación sin poner en riesgo su bienestar personal y financiero. Trabajar juntos como sector es clave para garantizar un futuro sostenible y digno para quienes dedican su vida al cuidado de los animales.