Errores que los veterinarios debemos evitar al diagnosticar y tratar diarreas en perros y gatos
La diarrea sigue siendo uno de los motivos más frecuentes de consulta en la clínica de pequeños animales. Sin embargo, la experiencia clínica y los estudios recientes dejan claro que, a pesar de los avances en diagnóstico y manejo, seguimos cometiendo errores recurrentes que pueden comprometer la eficacia de nuestros tratamientos, aumentar el uso innecesario de antibióticos y retrasar la recuperación de los pacientes.
En esta revisión, abordamos los seis errores más comunes y cómo evitarlos, con base en evidencia científica y recomendaciones actualizadas.
1. Uso excesivo e injustificado de antibióticos
Los estudios en Reino Unido (2010 y 2019) demuestran que hasta el 50 % de los pacientes con diarrea aguda leve reciben antibióticos, especialmente metronidazol, a pesar de que el 95 % se recupera con tratamiento dietético en menos de 10 días.
Este abuso no solo es innecesario, sino que favorece disbiosis, resistencia bacteriana y recuperación más lenta.
Qué hacer:
- Priorizar dieta y probióticos como primera línea en casos no complicados.
- Reservar antibióticos solo para pacientes con signos sistémicos, inmunocomprometidos o con evidencia clara de infección bacteriana.
2. Subestimar el impacto de la dieta
La dieta no es un complemento, es un pilar diagnóstico y terapéutico. Numerosos estudios han demostrado que más del 70 % de los perros con enteropatías crónicas responden favorablemente a dietas específicas, especialmente aquellas hidrolizadas, de proteína novedosa o bajas en grasa.
Qué hacer:
- Implementar pruebas dietéticas de 2 a 4 semanas como parte de la primera línea de manejo.
- Ajustar la dieta según respuesta y reevaluar antes de pasar a inmunosupresores o biopsias.
3. Falta de un abordaje ordenado y sistemático
Los casos de diarrea aguda y crónica requieren un esquema diagnóstico claro:
- Historia clínica y reseña detallada.
- Exploración física completa.
- Exámenes coprológicos y pruebas básicas de laboratorio.
- Imagen diagnóstica cuando el caso lo amerite.
Saltarse pasos suele derivar en diagnósticos erróneos, tratamientos ineficaces y frustración para el equipo clínico y los tutores.
4. No considerar diagnósticos diferenciales importantes
Algunas condiciones como el hipoadrenocorticismo atípico, la insuficiencia pancreática exocrina o parásitos poco comunes como Tritrichomonas foetus pueden pasar desapercibidos.
Estos diagnósticos diferenciales deben incluirse en el algoritmo de decisión, especialmente en pacientes con signos crónicos o refractarios.
5. Ignorar la nutrición en gatos con anorexia
El gato con anorexia es un paciente crítico. La falta de ingesta durante más de tres días aumenta el riesgo de lipidosis hepática y complicaciones sistémicas.
Es frecuente que, en la búsqueda de la causa subyacente, se descuide el soporte nutricional temprano.
Qué hacer:
- Estimular el apetito con mirtazapina oral o transdérmica.
- Considerar la colocación temprana de un tubo esofágico para soporte nutricional.
- Reevaluar factores ambientales y cambios dietéticos que puedan estar afectando al paciente.
6. Polifarmacia y uso inadecuado de protectores gástricos
El uso rutinario de omeprazol o protectores gástricos sin indicación clara puede generar disbiosis y no siempre previene las complicaciones gastrointestinales asociadas a AINEs o corticoides.
Qué hacer:
- Indicar inhibidores de bomba de protones solo cuando exista evidencia clínica de riesgo gastrointestinal.
- Evaluar interacciones farmacológicas y evitar tratamientos innecesarios que aumenten el riesgo de diarreas iatrogénicas.
La clave para mejorar el manejo de los trastornos gastrointestinales no está en sumar más medicamentos, sino en estructurar un abordaje ordenado, basado en evidencia y en una comunicación clara con los tutores. La educación del propietario sobre el valor de la dieta, el uso racional de antibióticos y el seguimiento cercano es, en la práctica, tan importante como el tratamiento en sí.
